Todo empezó hace dos años y
medio cuando nació Adrián. El primer hijo y a la vez primer sobrino. Fue ahí cuando empezamos a ver a nuestro alumnado con ojos de madre y de tía. Y esa forma de mirar es infinita, sincera y especial.
Entonces nos planteamos muchas
cosas, ¿estaremos haciéndolo bien? ¿Es suficiente lo que les damos? Y nos dimos cuenta, de repente, un día, sin
pensarlo, que todo lo que debíamos ofrecer a nuestros/as pequeños/as era exactamente lo mismo
que ofrecíamos a Adrián.
¿Ser maestra, ser madre, ser tía? ¿Y
por qué no todas a la vez?
Y en eso nos convertimos, a
ratos mamá, a ratos tía y a ratos maestra. ¡¡¡Una combinación perfecta!!! Porque ser madre y tía lo
cambió todo, hasta nuestra vida profesional.
Imaginábamos a Adrián en
clase, sin las personas más importantes de su vida; su papá y su mamá, y entendimos que debíamos dar más prioridad si cabe a otras cosas tan importantes
como son los sentimientos. Un abrazo sincero (y 1000 si son necesarios), un roce
inesperado en la mano en el momento adecuado, una sonrisa directa, sencilla,
apacible, un guiño de ojo, un choque de manos, una asamblea urgente para que
alguien enseñe esas zapatillas nuevas…
Y es que los niños/as son
eso… PURO SENTIMIENTO
Si, la llegada de Adrián nos cambió
la vida y en eso nos convertimos… a ratos mamá, a ratos tía y a ratos maestras. Y nos encanta.
NO OLVIDES SUSCRIBIRTE AL BLOG INTRODUCIENDO TU E-MAIL PARA NO PERDERTE NADA ( lo tienes a mano derecha). SI TE APETECE COMPARTE EN TUS REDES SOCIALES (TE COSTARÁ CINCO SEGUNDOS Y A NOSOTRAS NOS HARÁS MUY FELICES)
GRACIAS 1000!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario